sábado, 7 de julio de 2012

Mirando al pasado, buscando un futuro... (V)

MIRANDO AL PASADO, BUSCANDO UN FUTURO... (V)

Donka, una carta a Chéjov  (2010) de Daniele Finzi Pasca




MIRANDO EL PASADO, BUSCANDO UN FUTURO... (V)

De todas formas todo no fue negativo. Me facilitó el contacto con asociaciones… Y conocí a ASEM. A partir de este momento podía ser RARO, pero había más gente igual que yo, gente que podía tener mis mismos intereses. Gente que se sentía discriminada, y que tenía que luchar por la escuela, por las barreras…, y por la dignificación como personas…
Y ME QUEDÉ. Empezaba a salir al exterior, había otras fuentes de información y yo era activo buscando y asimilando. Empezaba a dejar de ser un enfermo. Empezaba a ver que HABÍA OTRA REALIDAD.
Yo seguía con mi idea de salir de casa. Pero para ir a una residencia (ahora considero que eso no es VIDA INDEPENDIENTE) tenía que estar en una situación de abandono. No era el caso. Para comprar una vivienda no reunía los requisitos. Pisos adaptados protegidos de carácter social no habían (siguen sin haber, o por lo menos no es fácil localizarlos, y ya no os digo acceder a ellos). Al mercado libre… por mis medios no podía empeñarme. Estaba condenado a permanecer en la INSTITUCIÓN FAMILIAR.
            Como tantas veces en mi vida, me tragué mi dignidad. ¿Cuántas veces había dicho

— NO. Yo no quiero la ayuda de mi familia  para nada.

¡Bendita familia! Menos mal que estaba ahí.
Y acepte su ayuda para comprarme una vivienda. No sin antes oírme

— Si me quieres no te iras
— Pero quién te va a aguantar lo que nosotros te aguantamos.  

Después de mucho buscar y de hacer cuentas, no hay que olvidarse de las adaptaciones (otro coste añadido), localizamos un piso cerca de la vivienda de mis papás. Mi mamá seguía teniendo los ojos llorosos (seguro que continuaba preguntándose qué es lo que había hecho mal), pero yo ya había dejado de llorar. Quería creer en mí mismo. Sabía que no iba a ser fácil, que tendría que seguir salvando obstáculos. Vivir independiente no es una actitud cómoda, y sabiéndolo estaba dispuesto a asumir riesgos. ERA MI DECISIÓN.
            Pero, ¿cómo iba a vivir solo? ¿Cómo me iba a levantar? ¿Cómo me iba a duchar? ¿Cómo me iba a dar la vuelta en la cama? ¿Cómo iba a salir de casa?... Necesitaba asistencia personal.
            Volví a ir a servicios primarios del Ayuntamiento. Volví a hablar con otra asistenta social.

— ¿Qué desea?
— Necesito alguien que me ayude a levantarme de la cama, a ir a comprar…
 — ¿Con quién vive?
 — Quiero vivir sólo.
 — ¿Cuáles son sus ingresos?
 — Tengo una pensión de…
 — ¡Uy! Usted tiene ingresos superiores a 100.000 pesetas. Lo siento, pero hay muy pocos medios  y es para personas con  pocos recursos.
— Pero usted sabe que nosotros tenemos costes añadidos. No puede utilizar el mismo baremo.
— Bien, pero es que además ustedes tienen ayudas de la Generalitat (los PUA)”

Ya estábamos como siempre. La Administración no quería saber nada de mi sobrecoste y además pasándose la pelota de una Administración a otra.

  

José Conrado Gargamonte

Miembro de la Oficina
de Vida Independiente,

miembro del Foro de Vida

Independiente y Divertad
 



No hay comentarios:

Publicar un comentario